viernes, 21 de marzo de 2014

[Día Cero]. Capítulo 1


[1]



Cada día que pasa es un nuevo reto. Me despierto como por arte de magia y pasan varios minutos hasta que me doy cuenta donde estoy. No lloro. Ya ni siquiera tengo fuerzas para eso. Siento el peso de todo este dolor en cada movimiento rutinario. Mis manos, mis piernas, incluso mis ojos parecen no querer aceptar la realidad y volver a darle vida a mi cuerpo. 

Me vuelvo a tapar y de nuevo recuerdo sus buenos días, su forma tan peculiar de arroparme cada noche y su preocupación constante por mí. Y justo en este instante de lucidez parcial comprendo que a partir de ahora nadie volverá a ofrecerme su corazón incondicionalmente como lo hacía ella.


Lo voy a llamar “día cero”, no por las ganas de renovarme o  ser feliz, sino porque siento que mi corazón está igual de vacío por dentro y que nada ni nadie podrá nunca llenar el hueco que deja la pérdida de una madre. Muchos lo intentarán, pero es como una hoja de papel; una vez arrugada, por mucho que intentes volver a darle su forma original, no lo conseguirás. 

Exactamente así se encuentra mi corazón hoy.





Continuará...