Cada vez que pienso en los
aeropuertos se me ocurren mil maneras de definirlos. Podría optar por la
definición académica. Según la RAE, el aeropuerto es “un terreno llano provisto
de un conjunto de pistas, instalaciones y servicios destinados al tráfico regular
de aviones.” Pero me parece que lo que algunos buscamos es ir más allá y
encontrar la verdadera esencia de esta palabra, tan simple y tan compleja a la
vez.
Reflexionar sobre la mezcla
de sentimientos, personas, ilusiones, miedos y esperanzas que hay en los
aeropuertos podría ayudarnos. Son esos sitios que amamos y odiamos a la vez, en
los que reímos y lloramos. En definitiva, donde hasta el más mínimo gesto se
queda para siempre en nuestros corazones.
Desgraciadamente, parece que
hasta que no tenemos lejos a las personas queridas no las valoramos lo
suficiente. Y sí, es una frase muy típica, pero ¿alguna vez os habéis parado a
pensar en todo lo que vuestros padres, hermanos o amigos significan para
vosotros? ¿Alguna vez, sin motivo alguno, habéis demostrado vuestros
sentimientos sin miedo?
Parece ser que ahora lo que
está de moda es hacerse el insensible. Nos lo guardamos todo en el fondo de ese
pequeño corazón que está harto de aguantar nuestras estupideces. Delante de
los demás siempre estamos bien, pero en la soledad de nuestras habitaciones
analizamos hasta el más mínimo detalle de lo que sentimos. Típicas frases como
“si no me habla es porque no le importo”, “¿y si no le gusto?”, “¿y si tiene
novia/o?” (y la lista es infinita) hacen que no disfrutemos de la esencia de la
vida. Queremos que todo nos salga perfecto a la primera de cambio, sin esfuerzos,
sin errores, sin torpezas.
Pero ya va siendo hora de
que despertemos de una vez y dejemos que el corazón hable, sin miedo a fallar.
Las oportunidades se nos presentan en la vida por algún motivo y no debemos
desperdiciarlas. Nadie hará las cosas por nosotros y tenemos que decidir si
vamos a ser de los que esperan a que pase un milagro o de los que hacen algo
para que pase.
Hagamos que cada instante
sea tan intenso como lo son los abrazos y los besos en los aeropuertos.
Disfruta de cada momento: con
amor, con dulzura, lento, rápido, sin miedo. Como quieras, pero ¡hazlo!