miércoles, 29 de mayo de 2013

[Rendidos a la distancia] - Capítulo 7.

[7]


Cuando vi ese “hola” en la pantalla del ordenador, cuando vi su nombre, no me lo podía creer. ¿Era María la que me estaba hablando o era un sueño? Estaba asombrado, no sabía qué pensar, tenía dudas. ¿Por qué me hablaba después de tanto tiempo? Pero decidí dejar de preguntarme el porqué de todo lo que me estaba pasando. Era mi oportunidad de volver a hablar con ella, de recuperar el tiempo perdido, y lo único que yo hacía era pensar y hundirme cada vez más en ese océano lleno de dudas y preguntas sin respuesta. 

Le contesté. Estaba muy sorprendido. Después de tanto tiempo, de tantas noches en las que lo único que deseaba era poder estar con ella y sentir su calor, María me había hablado. Era real, muy real. Esa palabra que tanto había esperado, esa que antes me sabía a poco, en ese instante era la que me había devuelto la esperanza.

Fue en ese momento cuando me di cuenta de que el verano sería muy distinto a los demás, porque ella me había devuelto esa chispa que le faltaba a mi vida. Y a medida que hablaba con ella y le contaba detalles de mi vida, cada vez era más consciente de lo mucho que la había echado de menos. Todo el tiempo que estuvimos sin hablar, lo que me mantenía fuerte era esa coraza que me envolvía cuando se trataba de sentimientos, pero estaba de nuevo en mi vida y no pensaba dejarla escapar. María era mi Sol, ese que me acariciaba con sus rayos por las mañanas, que me animaba a seguir adelante, a creer en el amor.

[...]

Continuará

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