Cuando vi ese “hola” en la
pantalla del ordenador, cuando vi su nombre, no me lo podía creer. ¿Era María
la que me estaba hablando o era un sueño? Estaba asombrado, no sabía qué
pensar, tenía dudas. ¿Por qué me hablaba después de tanto tiempo? Pero
decidí dejar de preguntarme el porqué de todo lo que me estaba pasando. Era mi
oportunidad de volver a hablar con ella, de recuperar el tiempo perdido, y lo
único que yo hacía era pensar y hundirme cada vez más en ese océano lleno de
dudas y preguntas sin respuesta.
Le contesté. Estaba muy
sorprendido. Después de tanto tiempo, de tantas noches en las que lo único que
deseaba era poder estar con ella y sentir su calor, María me había hablado. Era
real, muy real. Esa palabra que tanto había esperado, esa que antes me sabía a poco,
en ese instante era la que me había devuelto la esperanza.
Fue en ese momento cuando me di
cuenta de que el verano sería muy distinto a los demás, porque ella me había
devuelto esa chispa que le faltaba a mi vida. Y a medida que hablaba con ella y
le contaba detalles de mi vida, cada vez era más consciente de lo mucho que la
había echado de menos. Todo el tiempo que estuvimos sin hablar, lo que me
mantenía fuerte era esa coraza que me envolvía cuando se trataba de
sentimientos, pero estaba de nuevo en mi vida y no pensaba dejarla
escapar. María era mi Sol, ese que me acariciaba con sus rayos por las mañanas, que
me animaba a seguir adelante, a creer en el amor.
[...]
Continuará
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